Esta mañana, una querida amiga catalana me felicitaba por nuestro día con la imagen de un mapa de los escritores andaluces (faltaban, como es evidente, muchísimos, que no habría mapa para tantos, pero como testimonio simbólico está muy bien) y otra no menos querida madrileña me enviaba una de esas composiciones en las que aparecen representadas algunas de las más relevantes personalidades de nuestra historia con la frase: "Y todavía hay gente que dice que los andaluces somos incultos y analfabetos por nuestra forma de hablar". A ambas, con las que a veces he hablado y debatido sobre nacionalismos e identidades, les agradezco desde aquí el detalle. Ellas saben que yo me siento andaluza por los cuatro costados, que me duele en el alma mi tierra y que la llevo como bandera, pero que precisamente por eso, mi sentimiento es universal y mi espíritu nómada no me deja anclada en exclusivismos que a ninguna parte conducen, haciendo que pueda sentirme de cualquier lugar al que me lleven mis pies.
En una de esas ocasiones en las que tratábamos estos asuntos, el debate se planteó sobre si podíamos considerar que Séneca, Maimónides o Columela eran andaluces. Que son cordobeses y gaditano respectivamente es indiscutible, pero ¿andaluces? ¿Se podía hablar de Andalucía en la Antigüedad o la Edad Media? Ardua cuestión en la que los estudiosos no se ponen de acuerdo, pero que en el fondo, sea cual sea la respuesta, creo que su importancia no radica en el hecho del cuándo, sino en el del cómo. ¿Cómo se ha formado nuestra identidad? ¿Cuál es el pozo del que bebemos? Y ahí es evidente que desde Tartessos a nuestros días lo que hoy somos se ha ido forjando gracias a que la tierra del Sur de la Península Ibérica ha sido encrucijada de culturas, escenario de la vida de pueblos muy distintos y matria acogedora de todos aquellos que aquí han querido plantar sus reales. Andalucía nació como una realidad muy diversa y rica, con gentes de una relevante sabiduría natural, pues con tales antecedentes no podría ser de otro modo, y espíritu universal como su más destacada seña de identidad, ya que como afirmaba Blas Infante: "No puede existir una Andalucía libre si no es basada en la justicia social y en la solidaridad con el resto de los pueblos".
Una Andalucía libre. Sí, libre. Libre de los ancestrales problemas que hace siglos nos cayeron como una pesada losa y que todavía no hemos podido sacudirnos, esos que nos acucian y que no nos permiten desarrollarnos como lo que verdaderamente somos: un pueblo rico y sabio, hospitalario y acogedor, soberano y universal, en vez de alienado y despojado.
Miremos ese mapa de escritores y escritoras, y también la composición fotográfica de las grandes personalidades andaluzas que hoy me han regalado, pero sobre todo miremos a los hombres y mujeres de nuestra tierra, a nuestras personas mayores que todo nos lo han dado, a nuestras criaturas que estos días vuelven de la escuela entonando nuestro himno, a nuestros jóvenes que tantas veces se ven obligados a dejar sus pueblos y ciudades, a esas personas que todos los días se levantan empeñados en un futuro mejor, mirémoslos y creámoslo: somos un pueblo grande, un pueblo con muchas posibilidades, un pueblo culto, que no va a doblegar la cabeza, un pueblo que va a trabajar y luchar por lo que le corresponde y va a exigir esa justicia social de la que hablaba el Ideario Andaluz sin la cual no podremos ser esas gentes de luz dadoras de humanidad.
Y como regalo en este día, aquí queda el Himno de Andalucía por alegrías de Cai con Chano Lobato y el coro de Julio Pardo, que para eso una, aunque sevillana de adopción, es gaditana de la República Independiente de Puerto Real.
El pasado vienes día 13 de febrero tuve la inmensa alegría de presentar mi poemario Sangre de nómada en un entrañable acto en Sevilla, en el marco inigualable de La Carbonería. Fue una velada en la que a la magia de la poesía se unió el goce del cariño y la amistad. Conté con la presentación del poeta Álvaro Quintero, que constituyó toda una pieza literaria, con las cariñosas palabras que enviara la prologuista de la obra, Ana Patricia Santaella, que fueron leídas por Mari Carmen López Frías y con el acompañamiento musical del joven concertista de guitarra Julio Belda Abreu, pero sobre todo con el calor de mis seres queridos que allí se habían dado cita para recibir a este mi nuevo "niño de papel".
Tras los acordes de la guitarra de Julio, Álvaro Quintero abrió el acto con unas palabras cargadas de afecto en una hermosa pieza literaria que no puedo menos que reproducir:
"El
trabajo literario de Inmaculada Calderón seduce al comensal a través del
banquete de las palabras que brinda una familia intercultural: perspectiva de
mesa infinita, abarrotada de toda clase de viandas y de postres crujientes.
Lugar providencial para comulgar con el reclamo del cuerpo y la prolongación del
espíritu: la gastronomía como arte y como cocina del pensamiento. Hablo de
Amores y Sabores, libro de Inmaculada que descubre las recetas y secretos de
una familia intercultural.
Hablo
de la escritora que escruta en el interior de la jaima la sombra del forastero
para entablar el diálogo necesario con el tiempo. Hablo de la editora que
declara la nefasta y necesaria inutilidad de la poesía y en consecuencia crea
una editorial: Los Libros de Umsaloua.
Hablo
de la teóloga de la arena que escribe y comparte el pensamiento ecléctico y heterodoxo
como quien cultiva un jardín donde brotan amapolas.
Hablo
de inmaculada Calderón, poeta que confiesa
que cada poema suyo ha nacido en unas circunstancias determinadas, pero
todos tienen el denominador común de haber brotado de ese carácter nómada, que
vive más en el tiempo que en el espacio, que es un veneno que recorre sus
arterias. Hablo del perfil de la amiga pródiga en bondad y solidaridad.
Sin escudarse en lecturas orientalistas o en gratuitas
nostalgias nómadas nuestra poeta nos guía a través de una decidida caligrafía a
contemplar y participar de las más singulares hazañas del verbo, más allá del
logro literario, más acá donde la sombra de la jaima recibe con hospitalidad
milenaria la humanidad del forastero.
La sed y los modales de infinito de que el lector avezado en
el milagro hace gala son ampliamente satisfechos en la cisterna del poema. La
palabra como río de amor y sombra del paraíso cabalga sin prisa y con acento
nómada, tatuando tras sí el mundo vital y literario que impone para sí la
teóloga de la arena.
Lectura de Sangre de nómada que abordé con delicada y
estudiada indisciplina. Elemental argucia que el lector atento al milagro
encuentra sin dificultad en cualquiera de los apartados (oasis) del poemario.
Como sangre nómada la poética de Inmaculada imprime una decidida voluntad de
unidad a cada uno de los apartados del libro que reclama la atención del cálamo
siempre al acecho al atlas de la sensibilidad: mapa donde se da cita el conjuro
a la maternidad, recodo de vida donde la palabra como caravana de imágenes
reparte y enumera los dones que la poeta en su íntimo periplo por los más
singulares ejercicios de amor y protesta comparte como un examen de necesaria
hospitalidad.
Sangre de nómada: diálogo entre dos orillas, boda
intercultural de la metáfora donde toda aparente antinomia es bellamente
resuelta en los espejos de la común silaba de asombro y en los espejismos que
gratamente cultiva la universal memoria:
“El interior de la jaima/
Oasis en el camino/
Sendero de estrellas/
Peregrino de la palabra”.
Tampoco quiero dejar de reseñar aquí las palabras que escribiera Ana Patricia Santaella, autora del prólogo, con las que quiso hacerse presente, y a las cuales, como puede verse en el vídeo enlazado al final de las mismas, dio lectura Mari Carmen López Frías:
“Soy los restos de un ayer,
peregrina incertidumbre / entre gotas de vacío/ que navegan por mi sangre / de
nómada sin raíz”, dice Inmaculada Calderón en este libro, Sangre de nómada.
Un poemario recorrido por
bellos poemas en lo que se advierte desde primera hora, la sinceridad y la
humanidad con la que han sido escritos y
engendrados
Abarca el espacio vivencial y temporal de
varios años, desde 2011 hasta 2014. Lo que nos pone gozosamente sobre la pista
de que para nada fueron escritos desde la celeridad y la premura (algo por
desgracia, imperante y desalentador en nuestros días).
Es un libro conmovedor y
conmovido, y confieso que vuelvo a emocionarme al releerlo para escribir estas
sencillas palabras.
Sangre de nómada se divide
en cuatros partes: El interior de la Jaima, Oasis en el camino, Senderos de
estrellas y Peregrinos de la palabra.
Ninguna pose o falsedad se
advierte en él, todo lo contrario, lo forma un extenso grito nómada que recorre
vivencias personales, paisajes sentimentales, gozos, amores y cómo no, la ancha
grieta del desaliento al contemplar las injusticias que asolan y castigan al
mundo.
Destaco estos versos
dedicados a sus hijos, Samir y Salua:
“En el laberinto del deseo que me arrastra / y
zarandea mis huesos desgastados por la arena del tiempo que erosiona, sólo
añoro / las caricias de unos dedos diminutos / aferrados a una cuerda de
cometa.”
Vosotro/as vais a ser
testigos privilegiados ahora, de lo que acabo de decir. A buen seguro que en
esta presentación, se encuentran buenos amigos y amigas, además de personas que
empiezan a conocer el buen hacer lírico de Inmaculada Calderón, una poeta que
ha dado un patente salto cualitativo, sin desdeñar para nada lo que ha concebido
anteriormente.
Sangre de nómada, si
queremos ser justos con él, debemos de decir que es un libro excelente, bien
escrito, bien estructurado y surcado de musicalidad y sentimiento.
El resto es cosa exclusiva
de vuestro libre albedrío".
Y me tocó el turno a mí. Era el momento de agradecer a todas las personas presentes que hubieran tenido a bien acompañarme en el momento de dar a conocer mi obra y arroparme con su cariño, así como de leer algunos de los poemas presentes en Sangre de nómada, un poemario que quiere ser un pequeño homenaje a la amistad y a todos aquellos que han formado parte de mi caravana vital, invitados a tomar un té en el interior de mi particular jaima, a repostar en los oasis de mi camino y subir por un sendero de estrellas por donde transitan los peregrinos de la palabra.
Fue muy emocionante compartir mis poemas, recitarlos ante el silencio y alguna que otra lagrimilla del auditorio, sentir que la poesía se enseñoreaba y resonaba entre los muros cargados de historia y de arte de La Carbonería. Y también dedicar ejemplares con la pluma que para ello me regalara el paje más guapo y apuesto de los Reyes Magos: ni hijo Samir.
Del pequeño recital, quiero aquí dejaros el vídeo de un poema que escribí sentada en un arriate a la entrada de la barcelonesa Ciutadella un domingo mientras esperaba a unos amigos y añoraba aquellos años de la infancia de mis hijos ya adolescentes: "Saudades de infancia".
Es una pequeña muestra de lo que fue la magia de esa velada. Ahora la caravana de Sangre de nómada ha de seguir su recorrido. Si alguien entre quienes me leéis deseáis tener un ejemplar, podéis solicitarlo en vuestra librería habitual o pedirlo al correo UMSALOUA@gmail.com y, dentro del territorio nacional, lo recibiréis sin gastos de envío.
Las fotografías y vídeos de esta entrada son cortesía de Macarena Torre, Miguel Hermoso y Mari Carmen López Frías.