martes, 30 de julio de 2013

VIENTO DE LEVANTE

Dicen por aquí que el levante es un viento que tiene fama de diabólico y enloquecedor pero  a mí, como  todo lo transgresor, me eleva a una especie de estado de gracia al arremolinar en furioso torbellino mis ideas, purificarlas y devolvérmelas prístinas y nuevas, recombinadas en formas antes nunca entrevistas, y es que este viento de mi tierra no es otra cosa que un soplo enardecido de la ruah, un espíritu femenino con llamas encendidas.

Y por no hablar del placer que significaba de niña, en los días en que ya empezaba a apretar el calor, correr cara al viento y sentir cómo me levantaba esas horribles faldas ásperas del uniforme mientras imaginaba ser un travieso espíritu del aire que volaba entre sus alas.

Por eso hoy que ha vuelto a soplar y a traernos más calores, quiero dedicarle esta entrada del blog con el homenaje de este intento de soneto.


Ven, arrebata raudo mi sentido,
eres la fuerza que mi tierra enciende
en llamas de aire que su luz extiende,
ráfaga de vida, ardiente latido.

Envuélveme en tu soplo embravecido,
y que así penetre mi ser tu duende,
arrebóleme el halo que desprende
tu fugaz estela, agudo silbido.

 Tu divina locura creadora
se trueque en mí mies de fruto abundante,
gracia de tu energía  arrolladora,

que mi alma eleva en éxtasis amante
rendida ya ante tu aura inspiradora,
don de los dioses, viento de Levante.