jueves, 21 de marzo de 2013

DÍA DE LA POESÍA EN LA "HAMAMA ALBAIDA"


Escribo esta entrada a pocas horas de iniciar un viaje muy especial que me llevará de nuevo a esas amadas tierras del Norte de Marruecos. Y es que este año tengo la dicha de celebrar el Día Internacional de la Poesía en mi querida ciudad de Tetuán y rodeada de amigos y de poetas gracias al buen hacer de Ahmed Mgara y los organizadores del III Encuentro de Poesía Hispanomarroquí al que he sido amablemente invitada.

Tetuán es la ciudad que siempre acompañó mis ensueños infantiles, esa que me transportaba a mundos mágicos cuando de niña visitaba con mis padres a mi familia allí residente, y la que más tarde se convertiría en mi segunda matria de manos de mi pareja y padre de mis hijos. Por eso sentirla una vez más unida a mi gran pasión, la poesía, y además en esta ocasión en el recuerdo de una gran mujer y poeta, Trina Mercader, es para mí fuente de dicha que quiero compartir desde estas líneas en mi blog.

Vayan estos versos, por tanto, dedicados a Tetuán, la Hamama Albaida del Norte de África.

Herida de luz sangrante en el recuerdo
Amado entre las brumas del sueño de infinito.
Miríadas de voces encerradas en un canto,
Almuédano silente bajo un cielo de alfanjes
Menguantes sobre las alas de tu presencia
Andarina en las revueltas del tiempo y del olvido.

Arremolinada en vientos clausuras tu misterio,
Laberinto morisco de ensueños andalusíes.
Baluarte apasionado de ansiadas libertades
Abrazas el anhelo del loco enamorado,  
Imaginario de  soledades ocultas en las aguas. 
Dos ojos límpidos que sin mirar ven,
Abiertas pupilas a blancas eternidades.

martes, 5 de marzo de 2013

RINCÓN DE LUZ

A Puerto Real, mi rincón de luz en la Bahía Gaditana donde desperté a la vida.


Tengo azules salinas del claro mar clavadas,
saeta a flor de luz desgarrando el estío,
sonoro declinar en las alas del viento.

Vivo en la dilución salobre de la arena,
en el fango mortal que cubre soledades,
entre espejos calizos y albores de marisma.

Bailo en la finitud trascendente del aire,
barquilla en la tormenta zozobrante en mareas,
desangrada en la danza fatídica del tiempo.

Muero entre orillas de algas diluida en espumas,
la mar que me desgasta sublimará mi sino:
seré ya sólo sal de evanescente espíritu.


Hacía ya tiempo que tenía ganas de publicar algún poema dedicado a la tierra que me vio nacer y en la que pasé esos años mágicos de la infancia en los que todavía el tiempo es eternidad y la vida una sorpresa envuelta en papel de celofán. Por eso, hace unos a la vuelta de los meses de vacaciones, con el sabor a mar todavía en los labios, escribí estos alejandrinos en los que mi pueblo se hace luz, sal arena, para trascender estos tiempos inciertos en que nos ha tocado vivir.

Por aquellos días, mi buena amiga la poeta Isabel Miguel me pidió una colaboración para la revista Álora la bien cercada, una publicación literaria ya de solera en cuya edición colabora junto al José María Lopera, su director. ¿Y qué mejor, pensé, que enviar este poema? Acababa, como quien dice, de salir de la pluma, estaba todavía calentito, recién horneado y las páginas de Álora podían sin duda ser el mejor vehículo para que viera la luz. 

Aprovecho ahora para compartir con vosotros este poema, al mismo tiempo que os anuncio que el número XXIX de Álora la bien cercada se presentará el próximo 13 de marzo a las 19,00 horas en Madrid, en el Palacio de Longoria, sito en la calle Fernando VI, 4, en un acto en el que intervendrán el alcalde de Álora, José Sánchez Moreno, y Jose Máría Lopera, director de la publicación.