jueves, 29 de agosto de 2013

Y, DESGRACIADAMENTE, LA HISTORIA SE REPITE

Hace diez años ya que escribí este poema, que junto a otros dos más formaba un tríptico que titulé Tríptico de unas noches sin sueño, y desgraciadamente hoy la historia insiste en repetirse. ¿Hasta cuándo no aprenderemos los humanos a resolver de un modo no sangriento los conflictos? ¿Cuándo dejarán los pobres de ser los "daños colaterales" de los poderosos?

Por eso esta tarde he desempolvado este poema, porque, aunque tal vez hoy lo escribiera de otro modo y su forma sería otra, el sentimiento sigue intacto y el grito es el mismo:

¡NO A LAS GUERRAS! ¡SÍ A LA JUSTICIA!



Pero antes de pasar a la poesía y el sentimiento, quiero dejaros el enlace a un artículo muy lúcido sobre la situación que explica por qué muchas personas no queremos este tipo de "intervenciones", sin que por ello estemos, ni mucho menos, a favor del Régimen de Asad: http://www.eldiario.es/zonacritica/deja-vu-sirio_6_169443055.html 


Hoy mi pecho se viste
con el luto de madres y viudas,
atravesado por el rayo
de la lúcida y terrible clarividencia,
Y mi corazón doliente lleva
blanco pañuelo cual mortaja
que envuelva tanto cuerpo mártir.
Hoy mis entrañas
preñadas de dolor,
parturientas de desesperanza
gimen la angustia,
estériles de cualquier alegría,
por los hijos e hijas de otras,
que podían ser el fruto de mi vientre,
por el cuerpo huérfano de caricias
de la novia del lecho vacío,
luna de hieles.
Y en mis lágrimas busco las tuyas,
Madre eterna, tu que eres
el inmenso regazo de la Vida.
Recoge con tus brazos
la impotencia sufriente de tus criaturas,
para que los hombres  de ojos cegados
y corazones escleróticos
no osen tornar
los novilunios de tus menstruos sagrados
en noches de sangre inmolada
sobre el ara de ídolos sin rostro.