miércoles, 31 de diciembre de 2014

ESTA NÓMADA OS DESEA ALEGRE 2015

Llegamos al día tópico, con las frases tópicas, las buenas intenciones, los propósitos, la mirada atrás, las quejas del que se va y las esperanzas para el que viene. Es 31 de diciembre, San Silvestre, papa según el santoral católico. Un año gregoriano que se cierra y otro que se abre, una fecha más, pero que celebramos porque los humanos gustamos de poner límites y fronteras hasta al tiempo, de contarlo todo con números y hacer compartimentos estancos a nuestra medida, tal vez para sentirnos menos perdidos, para darnos certezas en medio de lo incierto.

Y haremos rituales y hablaremos de buena suerte, de prosperidad, de bienestar, salud, dinero y amor, las tres bendiciones laicas que nos enviamos unos a otros como claves para el disfrute. No seré yo quien lo critique, que también desde hace algún tiempo tengo mi particular rito de conjuro: esta noche pongo un puchero, sí un puchero con todos sus avíos, y lo dejo hervir mientras cenamos, tomamos las uvas (otro rito más) y celebramos. Es el puchero de Nochevieja para comer en Año Nuevo, el cocimiento que diluye lo malo pasado y nos da la buena sustancia para el futuro, ¿No me digáis que no es mejor que la horterada esa de la ropa interior roja? 

Se nos van unas cifras, 2014, y damos entrada a otras, 2015, significativas en realidad sólo para los balances económicos, los bancos, el fisco, los vencimientos crediticios y demás mengues que no es plan de nombrar hoy, pero tal vez por eso queremos darles otra significación más mágica, más festiva y venturosa en la esperanza de mejores tiempos ya que otro tópico es denostar el viejo almanaque cuya última hoja hoy arrancamos. 

Sin embargo en el fondo todo no es más que una ficción, una abstracción basada en el devenir de las estaciones, en el círculo de eterno retorno que nuestro dolorido planeta describe, y que a su vez va colocando la humana historia, personal y colectiva, sobre las líneas de un metafórico papel pautado: cronología lo llaman los historiadores en un intento de sistematizar el paso de la humanidad por el espacio y el tiempo.

A pesar de todo, para quien esto os escribe tales fronteras son inexistentes. Para quien lleva sangre de nómada en las venas, sólo hay un vasto territorio hasta el horizonte y una única jornada para su caravana, desde el amanecer hasta la anochecida, jornada para llenar de afectos, para avanzar entre los sirocos y las calmas, para acoger al forastero y tomar el té fuerte como la vida, dulce como el amor, ligero como la muerte. Una jornada de dichas y duelos, de trabajo y solaz, de risa y llanto, de amores y desamores, fortuna y pobreza, pero para vivir siempre desde la alegría, que si en la dureza de este desierto la felicidad puede ser inalcanzable, sin embargo la alegría es siempre revolucionaria.

Por eso hoy, cumpliendo con rituales y tópicos, siguiendo la pauta de ese folio en el que la sociedad obliga también a los espíritus desordenados y caóticos a escribir con márgenes y espacios (horror horroris de la colegiala que fui, diez en redacción y cero en caligrafía), quiero desearos un 2015, la niña bonita, o más bien la adolescente contestataria, lleno de alegría. Alegría a pesar de todo, porque tenemos que resistir y no hay que dejar que nos maten el espíritu. Con la que está cayendo, la felicidad puede llegar a ser una actitud inconsciente y egoísta, sin embargo estar alegres es reducto para la resistencia y condición indispensable para empezar a cambiar el mundo.