jueves, 2 de febrero de 2017

MIRADA


Ni la oscuridad de las negras simas,
ni el silencio abisal de las profundidades
enredado entre las sombras de los espectros,
ni el rojo engañoso del fruto de la granada
o los fatales abrazos de Hades
lograron, mi Perséfone, apagar el brillo de tus ojos.
Porque eres luz y a la luz vuelves,
porque tu corazón alberga mil ternuras
y tu mirada proyecta tonalidades
en un arcoíris henchido de promesas,
descubres que sólo tú pintas la vida,
que hay en tu alma una paleta de colores,
una gama sin fin de emociones y sueños,
polvo de estrellas, hilos de esperanza
para tejer el bello tapiz de tus anhelos.

(Del poemario Perséfone)