miércoles, 22 de febrero de 2012

SIETE AÑOS YA

Hoy es un día especialmente triste para mí. Aunque hace ya siete años, cuando me he levantado esta mañana no he podido dejar de sentir la misma sensación de vacío, de perder el suelo bajo los pies de aquel 22 de febrero, martes también como hoy, en que   la sintonía que sonó en mi móvil no me hizo presentir nada bueno. Mi madre, con la que horas antes había hablado en una llamada que ahora sé fue su forma de despedirse, ya no estaba entre nosotros. 


En todos estos años no he dejado de echarla de menos, y los aniversarios en el fondo no son nada, pero cuando el calendario marca el retorno de ese fatídico día, no puedo evitar un estremecimiento, un volver a sentirme huérfana de sus manos y de su voz, expulsada ya por siempre del paraíso perdido de mi infancia.



Hoy me duele más la tierra
y la cicatriz ha vuelto a abrirse en mi costado,
cruel marca que dejara la guadaña
en traicionero tajo al caudal que nos unía.
Se quebró la cálida acogida del útero,
perdí el refugio fiel de tus entrañas
ya por siempre clausuradas,
se fue el uróboros arrastrando en su partida
la quimera de perdidos paraísos
guardados en la mar de tu mirada.


Siete inviernos ya el alma a la intemperie,
sabiéndote en el viento y en las sombras,
en lo efímero de la flor y en la eternidad del aire,
buscándote en mi sangre y mi latido.
Eres ya libre esencia entre las olas,
pura luz en la sinfonía del tiempo,
pero yo añoro el barro de tus manos,
y la carne mortal de tu regazo tibio.



2 comentarios:

  1. ¡Genial!!! ella desde el cielo te sonrie, te arropa y te protege de forma muy especial lo sé :)
    ¡Un abrazo!

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  2. El 21 de febrero hizo 2 años que mi padre me acompaña de otra forma mucho más cercana, más acogedora y bastante más generosa.

    Un abrazo, amiga.

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