A los alumnos y alumnas del IES Lluis Vives de Valencia
Hay un frío que cala más profundo,
la gélida humedad reconcentrada
en la podredumbre de las cavernas,
allá donde los temores se aparean con las sombras
e, impune, el monstruo extiende su inicuo manto.
Es un frío que penetra los sentidos
y obnubila el don de discernir de los mortales,
esclerotiza sus temblorosos músculos
y coagula su sangre en las arterias,
un estertor que los convierte en masa,
informe materia maleable
expropiada de palabra y de sentir.
allá donde los temores se aparean con las sombras
e, impune, el monstruo extiende su inicuo manto.
Es un frío que penetra los sentidos
y obnubila el don de discernir de los mortales,
esclerotiza sus temblorosos músculos
y coagula su sangre en las arterias,
un estertor que los convierte en masa,
informe materia maleable
expropiada de palabra y de sentir.
Jóvenes cuerpos cargados de esperanza,
voces al aire calientan el tanto frío.
No se resignan a ser simples peones,
acríticas marionetas de cuerdas tensas
sin pensamiento ni palabra sumisos bajo el yugo.
Intentarán tronchar sus tallos nuevos,
pisotear con inquina el retoñar de sus brotes,
para moldear con la fuerza su incipiente rebeldía
y trocar sus sueños por la narcolepsia del miedo.
Mas opondrán al desaliento sus rostros,
sólo manos blancas su única bandera,
manos blancas frente al desatino.
Qué hermoso poema. Ojalá sea profético.
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